domingo, 9 de abril de 2023

SIRENAS MITOLOGICAS

 

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Chicas de Lindascaratulas, amantes de las letras.

LAS SIRENAS

Ninfas, deidades o quimeras, las sirenas han sido representadas por las culturas más antiguas, como la Egipcia, la Griega, la Romana e, incluso, por el cristianismo, el cual cambiaría la mitad ave de la sirena, por mitad pez durante el siglo IX. Antes de esto, se representaba como mitad mujer y mitad pájaro, incluso, llevaba unas alas y simbolizaba la fuerza.



En la mitología griega y escandinava, la sirena es una semidiosa que vive en los océanos y con sus cantos son capaces de seducir a los hombres, atrayéndolos hacia las aguas.



FRAGMENTO

 Wilde, Oscar - El Pescador y su Alma

Tan bella era aquella sirenita que cuando el joven Pescador la vio, se sintió sobrecogido de maravilla, alargó la mano y la atrajo hasta él; luego inclinándose sobre el borde de la barca, la tomó en brazos. 

Pero apenas la tocó, la sirenita gritó como una gaviota asustada, y despertó, y lo miró con sus ojos de amatista llenos de terror, esforzándose en un vano intento de escapar. 

Él la sujetó poderosamente abrazada, sin dejarla escapar. Cuando la sirenita comprendió que no había forma de huir se puso a llorar y dijo: 

—Te suplico que me dejes en libertad. Soy la hija única de un Rey, y mi padre ya es viejo y vive solo. Pero el joven Pescador respondió: 

—No te soltaré hasta que me prometas que cada vez que te llame obedecerás mi llamada, y cantarás para mí. A los peces les fascina el oír las canciones del pueblo del mar, y así mis redes estarán siempre llenas. 

—¿Juras que me soltarás si te hago esa promesa? —preguntó la sirena. —Juro que te soltaré —respondió el joven Pescador.

Ella hizo entonces la promesa pactada, jurando con el juramento de los hijos del Mar. Él abrió los brazos y la sirenita se sumergió en el agua temblando con un extraño temblor. 2 Todas las tardes el joven Pescador se internaba mar adentro, y llamaba a la sirena, y ella acudía invariablemente; salía del agua y cantaba. En torno de ella nadaban los delfines, y las gaviotas le revoloteaban sobre la cabeza. Cantaba una canción maravillosa. 


Mientras la sirenita cantaba, los atunes subían de las profundidades para oíra, y el joven Pescador lanzaba sus redes al mar y los atrapaba, o bien traspasaba con su arpón a los más grandes. Y cuando tenía su barca bien cargada, la sirena le sonreía y se sumergía nuevamente hacia el reino de su padre. 




SIRENAS MITOLOGICAS

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